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Las hormigas blancas
Ilustraciones: Beatriz Barbero Gil
Textos: Francisco José Sánchez Ainaga
Editorial: Prames
Colección: Mandarinas Libros ...
Referencia: 9788483216163
Autor: Rosa Balaguer (textos) y Beatriz Barbero Gil (ilustraciones)
Editorial: Prames
ISBN: 978-84-8321-616-3
Edición: septiembre 2024
Formato: 18 x 21 cm / cartoné / 48 págs.
«La comparsa de Gigantes y Cabezudos de Zaragoza somos doce gigantes, diez cabezudos, dos caballicos y una cuadrilla de dulzaineros que pone la banda sonora en nuestras salidas». Nueva y ampliada edición de la Pequeña guía ilustrada de Gigantes y Cabezudos de Zaragoza, editada en 2014 y hace años agotada, en una versión que incorpora al cabezudo de la Cigarrera y a los gigantes Goya y Josefina, en cuidada edición con encuadernación en tapa dura.
Tocotón-tocotón-tocotón-tocotón…. Hiiii, soooooo!!!!
¡Quieto parao!
… ¿Qué me miras con esa jeta? Sí, sí, a ti te digo. Tú, que me miras con el rabillo del ojo... ¿te parezco un bicho raro? ¿Es que nunca has visto a un caballo con piernas? ¿Qué? ¿Un centauro, dices? ¡Nooooo! Esos chulicos, mitad hombre mitad equino no tienen nada que hacer a mi lado…. ¿dónde has visto tú a un centauro con antifaz y estos lujosos ropajes? ¿Acaso no te has cruzado nunca con un caballico acampañando a un gigantón o a un enanuelo cabezón?
Si no es así, es que no vives en Zaragoza. O lo que es peor: ¡que tus padres no te han llevado a ver a la comparsa de Gigantes y Cabezudos!
¿Cómo puede ser? ¿Me tomas el pelo? En fin, cosas peores se han visto, así que no te preocupes porque tienes entre tus manos la solución definitiva: una magnífica, maravillosa, sesuda y rigurosa guía (uy, igual me he pasado un poco…) con TODO, absolutamente todo lo que tienes que conocer sobre nosotros.
Somos doce gigantes, diez cabezudos, dos caballicos y una cuadrilla de dulzaineros que pone la banda sonora en nuestras salidas. Y si quieres saber más, sigue leyendo…
Dicen que los cabezudos son rudos, tipos duros de pelar de los que tienes que guardarte bien si no quieres recibir tralla. También dicen que los gigantes son enoooormes colosos que avanzan con sigilo y giran de manera furibunda.
Pero yo los conozco bien, a unos y a otros, y te puedo asegurar que a pesar de su imponente aspecto, no hay criaturas más majas en toda la ciudad de Zaragoza. Cuatrocientos años de nada, cuatro siglos -¡que se dice pronto!- llevo acompañándolos en sus paseos. ¡Y siguen tan jóvenzanos como siempre! Yo no sé cuándo entrenan, pero el caso es que están hechos unos atletas: los gigantes, moviéndose ligeros a pesar de su peso increíble y los cabezudos…. qué decir de los cabezudos… ¡que corren que se las pelan, los tíos!
Pasan los años, las décadas… ¡los siglos!, cambian las modas, las tendencias, la ciudad, la manera de pasarlo bien, pero esta tradición se mantiene. ¡Y por algo será!
De hecho, para protegerla más aún, en 2024 el Gobierno de Aragón declaró Bien de Interés Cultural a la Comparsa de Zaragoza, para que las futuras generaciones puedan seguir disfrutándola por los siglos de los siglos.
Porque en todo este tiempo que llevo trotando junto a mis singulares amigos, he visto cómo los niños se divierten de distinta forma. Ahora hay menos rato para jugar y muchos más tipos de juegos. Los críos ya no brincan tanto en la calle y pasan las tardes encerrados en casa, delante de pantallas. Pero por mucho que hayan cambiado los tiempos, yo sigo viendo en los ojos de la zagalería la misma ilusión por correr con los cabezudos, la misma chispa que brilla de excitación en los ojos de los mocés cuando oyen que se acercan las alpargatas...
Los cabezudos son buenos pero, ¡ojo no te confíes! No hay que perder ripio, amigo, que el macrocéfalo sorprende a los desprevenidos con la “caricia” de su látigo. Cuando oigas la fusta estallando contra el suelo y veas una atropellada avenida de chavales huyendo, pon pies en polvorosa. Átate bien las alpargatas, los velcros de las maripís o lo que se lleve ahora y ¡corre! Incítales, canta a cada uno su colpa, pero también dales la mano, un abracico -que les gusta-, escóndete bajo las faldas de un gigante cuando se pare y hazte un selfie con ellos si es que cabéis en la foto.
Verás que fantástico es formar parte de este alborozo. Una jarana de gigantes y enanuelos, de talludos y de chicos que crecen y contagian ilusión y sentimiento zaragozano.
En tu mano está ahora conocer la historia de estos personajes, que por mucho que pase el tiempo, ya no cambia. Así que adelante zagal, empápate a fondo de todo lo que siempre quisiste saber y jamás te contaron de esta magnífica cuadrilla que ahora disfrutarás encorriendo y dentro de unos años presentarás a tus hijos.
¡Arre!